Santiago 1:19-20
Por eso, amados hermanos míos, todos ustedes deben de estar dispuestos a oír, pero ser lentos para hablar y para enojarse por que quien se enoja no promueve la justicia de Dios.
Santiago nos habla sobre la importancia de escuchar. Nosotros los cristianos necesitamos escuchar bien, tanto a las personas que nos rodean como a Dios, que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira. El saber escuchar nos permite hacer lo que dice las escrituras. La ira del hombre no obra la justicia de Dios …Recibid con humildad la palabra implantada que es poderosa para salvar vuestras almas.
Muchas veces nos afrontamos a situaciones en donde recibimos palabras ofensivas, criticas no agradables, señalamientos, desacuerdos; es fácil responder con ira, enojo, especialmente cuando estamos con mucha presión en el trabajo, situaciones familiares, situaciones de nuestro diario vivir etc; pero la reacción con ira generalmente nos hace hablar cosas demás y luego empeora nuestra situación y desacredita nuestro testimonio como siervos de cristo.
Es mucho mejor confiar en que Dios defiende nuestra posición, en vez de defender a nosotros mismos por medio de palabras airadas y precipitadas. Recuerda que nuestro lugar de trabajo y nuestro entorno social puede ser un lugar de tierra fértil para el trabajo de Dios, así como lo fue el imperio romano, a pesar de la adversidad y las persecuciones.