Salmos 26:2 NTV
Ponme a prueba Señor e interrógame, examina mis intenciones y mi corazón.
Es de asombrarse lo que el rey David le pide a Dios a través de este versículo; tener el valor de saber lo que realmente hay en el corazón y sus intenciones es de valientes, pero más aún de querer ir al siguiente nivel en la relación con el Padre Celestial. Es de querer estar a cuentas claras con Dios; porque no se trata sólo de pedir, sino también de la actitud y de las acciones que se llevarán a cabo en relación a aquello que Dios revele.
Las intenciones son las motivaciones que se originan de los sentimientos que hay en el corazón hacia las personas o algo en particular, los cuales guían los pensamientos, acciones y palabras. Algunos sentimientos incorrectos son las inseguridades o complejos, egoísmo, envidia, altivez, avaricia, odio, rencor, celos, desconfianza, enojo, lujuria, lascivia,
La Biblia también dice que el corazón del hombre es engañoso por lo que si se efectivamente se anhela tener una mejor relación con el Señor, se hace necesario, pedirle que examine el corazón y muestre aquello que lo está enfermando y lo aleja de Él. Así mismo, pedirle Gracia para alcanzar una transformación definitiva.
Cuando se es consciente de que se está haciendo o diciendo algo con la motivación incorrecta, es importante parar y evaluarse con el fin de determinar qué es lo que hay en el corazón que necesita ser transformado. ¿Por qué? Porque con sinceridad, humildad y disposición se puede cambiar y evitar contristar al Espíritu Santo.
Finalmente, en Eclesiastés 12:14 dice: “Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.”
Las intenciones están ocultas para otras personas; éstas sólo ven las obras o las acciones; sin embargo, para nuestro Padre Eterno nada le es oculto; por ello, motivo a esforzarse y ser valientes para vivir en la presencia de Dios y ante los demás con un corazón sano cuyas intenciones y acciones sean las correctas.