Éxodo 16 7:8
"Y a la mañana veréis la gloria de Jehová; porque él ha oído vuestras murmuraciones contra Jehová; porque nosotros, ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros?
Dijo también Moisés: Jehová os dará en la tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová".
Pasaron pocas semanas desde que salieron de Egipto y ya comenzaron los primeros problemas. El pueblo cambió la danza y la alabanza por terribles murmuraciones y quejas.
En ocasiones no hace falta decir cosas en voz alta para quejarse, porque hay quejas del pensamiento y también hay quejas de las actitudes, por ejemplo, cuando reaccionas con enojo y malestar por las cosas que te mandan a hacer o que te dicen, aunque no abras la boca, pero esa reacción odiosa es una manera de quejarte.
¿Sabías que la queja es un pecado y que, además, te convierte en alguien amargado, egoísta y pesimista, incapaz de ver las cosas buenas que te rodean y disfrutarlas?
¿Sabías que la murmuración es un grave pecado?
Murmurar es hablar con otros mal de alguien sin que éste lo sepa. Entonces, cada vez que hablas mal de alguien, o lo acusas, desprestigias o críticas, estás murmurando.
Si te sucede algo o te sientes incómodo con alguien, no murmures con otras personas en su contra, búscalo y habla personalmente con él. No peques.
¿Sabías que toda queja y murmuración hacia otros están dirigidas a Dios? ¿Sabes por qué? Porque es Dios quien puso a tu lado a esas personas y es Él quien decide sobre tu vida.
No te quejes ni murmures porque es Dios quien te ha puesto en ese lugar, al lado de esas personas y su voluntad es perfecta para con nosotros, aunque en ocasiones no la entendemos.