Eclesiastés 3: 1 y 2
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
En ocasiones solemos desesperarnos porque queremos que nuestras peticiones, además de ser escuchadas, sean contestadas de forma inmediata. Sin embargo, Dios no trabaja de esa manera, ni tampoco nos llegará su respuesta por nuestra impaciencia.
Es en el tiempo de Dios, el cual con su sabiduría sabe llegar en el momento justo.
Pero muchas veces queremos adelantarnos a la voluntad y tiempo de Dios y por eso fracasamos, lo mejor es encontrarnos en su voluntad y permitir que todo ocurra en el momento oportunidad de Dios.
Además de nuestras peticiones personales pidámosle a Dios paciencia y perseverancia para esperar en él.