En Santiago 2.23 dice: "Y se cumplió la escritura que dice: Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios".
Debemos mirar a Dios como ese amigo, creer en él, siendo sinceros, expresándole nuestros sentimientos cuando estamos alegres, tristes, enojados, resentidos, aunque él conozca nuestros sentimientos le gusta que los expresemos para poder ayudarnos a seguir adelante, porque sinceridad es la base de una verdadera amistad.
Que nuestra meta sea desarrollar día a día esa amistad, por medio de hablar con él y creer que él tiene todo bajo control, que como un día Dios llamo a Abraham su amigo nos llame a nosotros también.